El maquillista Antonio (Tony) Cañas cumple, hoy 90 años de edad. Con su vasta obra el maquillaje teatral deja de ser un acto decorativo para integrarse plenamente a la obra.
Formó parte de diferentes agrupaciones, desde 1961, como el Conjunto Dramático Nacional, el Conjunto Folklórico Nacional, Danza Nacional de Cuba, Teatro Estudio, el Teatro Musical de La Habana, la Opera de Cuba y el ICAIC.
Su primer trabajo con el Ballet Nacional de Cuba fue en 1964. A partir de ese instante se convirtió en un personaje indispensable para crear atmosferas, sus manos recorrieron la geografía de los rostros imprescindibles de cada ballet y especialmente el de Alicia Alonso. Su primer trabajo con la prima ballerina assoluta fue en 1965 con el personaje de Odette-Odile. Recuerda que en esa ocasión, le dijo: «Quiero ser una lágrima en el II acto». «Y me sentí inspirado por aquella imagen poética y hermosa —confiesa Tony—, fue para mí una revelación de la grandeza del arte del ballet y de esta mujer».
En su expresión artística reside lo esencial de este creador: llevar a cada rostro una emoción que se traduzca en dolor, magia, fantasía, amor, maldad…, al tiempo que recorre diferentes épocas y estilos coreográficos.
En reconocimiento a su valiosa labor, el maestro Cañas ha recibido numerosos galardones, entre ellos, la Medalla Raúl Gómez García, la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier y el Premio Anual del Gran Teatro de La Habana. Y ha extendido su experiencia a múltiples interesados en Cuba y en el Mundo.
Dpto. de Prensa
Ballet Nacional de Cuba
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