Libreto: Iván Tenorio
Diseños: Ricardo Reymena
En la mitología griega, siempre los dioses se involucraron en los asuntos humanos, y con sus intervenciones influían en el desarrollo de los acontecimientos. La leyenda de Teseo y el Minotauro puede interpretarse como una alegoría del triunfo de la civilización sobre la barbarie, y su base histórica se remonta a una época en que Creta y Atenas luchaban por la hegemonía en el mar Egeo, dominado y sometido hasta entonces por el rey Minos, gobernante de Cnosos —en Creta—, en cuyo palacio existía un laberinto construido por Dédalo, donde habitaba el Minotauro, monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro que era alimentado con jóvenes enviados desde Atenas como tributo. El héroe ateniense Teseo, dispuesto a acabar con esos crueles sacrificios, viaja a Creta, y allí se enamora de Ariadna, hija de Minos. Cuando Teseo le confiesa a Ariadna su propósito de enfrentar al Minotauro, ella se ofrece a ayudarlo a cambio de llevarla consigo de regreso a Atenas. Teseo accede y Ariadna le entrega un ovillo de hilo cuyo extremo debe atar a la entrada del laberinto donde está encerrado el Minotauro y devanar la hebra a medida que se interna en los intrincados pasadizos, única forma de asegurar el regreso.