La Habana, 11 sep (Prensa Latina) El coreógrafo ruso Alexei Ratmansky exige hoy a los bailarines del Ballet Nacional de Cuba (BNC) danzar con una dinámica distinta a la habitual a propósito del montaje de Concerto DSCH, una pieza sumamente enérgica.
Las iniciales aluden a su compositor favorito, Dmitri Shostakovich, quien firmaba de este modo y, a su juicio, reflejó en el Concierto para Piano No. 2 el optimismo e idealismo de la generación de sus padres, vivido luego de la II Guerra Mundial y, sobre todo, tras la muerte de J. Stalin (1953).
Según contó Ratmansky en reciente intercambio con medios de prensa, en aquel período histórico en concreto las personas en su país comenzaron a vivir sin miedo o tensión, a construir familias normalmente, sintieron que les crecían alas.
A su juicio, fue un momento lindo para la historia de Rusia y aunque clasifica la obra de abstracta, al no contar ninguna historia en particular, sí insiste en que muestra emociones y requiere gran esfuerzo físico para exhibir una técnica neoclásica bastante fuerte, demandante de mucha coordinación entre los bailarines.
Durante la ejecución, los intérpretes utilizan el peso del cuerpo de una forma diferente a la manera clásica, en el que predomina el eje vertical, el equilibrio, pero con la evolución de la técnica los creadores exploraron cargadas, desplazamientos, expresiones del movimiento en gran variedad de ángulos y aprovecharon en la danza las leyes de la física.
Lo más importante ahora es hacer muchos ballet y trabajar con nuevos coreógrafos, apuntó Ratmansky, al lado de la actual subdirectora artística del BNC, Viengsay Valdés, quien aseguró que tal precepto se corresponde con sus visiones para la compañía fundada en 1948 por Alicia, Fernando y Alberto Alonso.
Así los bailarines tienen la oportunidad de aprender mucho más, sobre cómo moverse, relacionarse, combinar pasos, realizar cambios de peso, entre varios detalles, sostuvo el director del Ballet Bolshoi de 2004 a 2008 y coreógrafo residente del American Ballet Theatre, en Estados Unidos, desde 2014.
Precisamente en la compañía norteamericana, Alicia Alonso alcanzó la categoría de estrella, mientras Fernando llegaría a solista y Alberto sería primer bailarín de carácter en los años 1944 y 1945, tras haber integrado el Ballet Ruso de Montecarlo.
La admiración de los tres por la escuela rusa nació de forma natural pues gran parte de sus colegas y profesores se habían formado en ella.
Cuando estuve pensando en qué ballet sería bueno para los cubanos, recordé esta pieza enérgica, corta y también conectada de cierto modo al estilo soviético, comentó este apasionado investigador de la danza clásica.
En Concerto DSCH predomina el estilo Balanchine, apellido de un célebre maestro y coreógrafo ruso que desarrolló gran parte de su obra en Estados Unidos y se le considera uno de fundadores del ballet neoclásico, así como de un uso particular de la técnica asociado a artistas del país norteamericano.
Balanchine viene de la escuela rusa, pero para esta obra me inspiraron varias realidades: me gusta cómo bailan los bailarines norteamericanos, también los de la Escuela Imperial (de Ballet de San Petersburgo, hoy conocida como Academia Vagánova) y la fisicalidad del Bolshoi, apuntó.
Según el criterio Ratmansky, uno de los más demandados creadores del ballet contemporáneo, dichas instituciones guardan cierta conexión con la escuela cubana, la cual combina elementos de ellas y de la francesa y la italiana.
A Alicia Alonso la vio bailar una vez en Moscú y conoce muchos de sus videos. Ella es una de las grandes artistas de todos los tiempos. Su sello está en la escuela cubana de ballet y es muy importante de preservar, afirmó.
Concerto DSCH presenta cinco roles principales y 14 bailarines de cuerpo de baile alrededor, fue creado en 2008 para el New York City Ballet, pero lo han interpretado además las compañías del Mariinsky, de Rusia; San Francisco, Seattle y Miami City Ballet, de Estados Unidos, y la de Bucarest, de Rumanía.
El estreno por el BNC está previsto para el 3 de noviembre, en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
/msm
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