Diseños: Frank Álvarez
Diseño de luces: Ruddy Artiles
Asistente de montaje coreográfico: Javier Sánchez
En 1941, Virgilio Piñera escribió su poema «La destrucción del danzante», publicado en 1943 en la revista Clavileño. Obra negada por algunos —incluso su autor— es sin embargo considerada por muchos como uno de los poemas más importantes de Piñera. De contenido filosófico y difícil lenguaje, esta composición ha sido tomada como inspiración, en su planteamiento más general, para mostrar un fenómeno presente en algunos jóvenes bailarines de nuestra época: la aniquilación personal por el uso de sustancias estimulantes como una vía falsa para contrarrestar la crisis individual por la pérdida de la fuerza y las potencialidades físicas y artísticas.
Este ballet utiliza las piezas para piano Vals del dolor y Cajita de música rota de Villalobos, en una grabación realizada por Jorge Luis Prats.