Libreto: Igor Stravinsky
Diseños: Julio Castaño
El ballet Apolo de George Balanchine, se estrenó el 12 de junio de 1928 en el Teatro Sarah Bernhardt de París, por los Ballets Rusos de Diaghilev, con Serge Lifar en el rol titular.
Para los griegos, Apolo tenía varios significados: la belleza masculina, el dios del sol, de la profecía, que castigaba a los pecadores y ayudaba a los que estaban en apuros; el de la vegetación y la agricultura, y el de la canción y la música. Debido a estos dos últimos dones, estaba estrechamente relacionado con las Musas, deidades que representaban las distintas artes y obtenían la inspiración de las enseñanzas de este dios. El ballet, basado en este mito griego, hace referencia a Apolo como líder de las Musas.
Es de noche en Delos, isla del mar Egeo. Latona da a luz al niño que le ha engendrado el todopoderoso Zeus: Apolo. Dos ninfas entregan al dios una lira, símbolo de su futura grandeza en la música. Tres Musas se presentan a Apolo: Calíope, de la poesía épica; Polimnia, de la lírica y el canto; y Tepsícore, de la danza. Al bailar con cada una de ellas, el dios les trasmite el soplo divino de sus respectivas artes. Desde lo alto, Zeus llama a su hijo quien, atraído por una fuerza suprema, escala la cumbre escoltado por las Musas y señala el camino del Olimpo.